Beatriz Juez - Columnista agencia DPA
WASHINGTON.- Caos, tuits, dimisiones y órdenes ejecutivas han marcado el primer mes del tumultuoso arranque de la presidencia del republicano Donald Trump, a pesar de que el multimillonario asegura que su administración funciona como “una máquina bien engrasada”. Desde que llegó a la Casa Blanca el pasado 20 de enero, Trump ha gobernado Estados Unidos a golpe de órdenes ejecutivas y tuits, se ha enfrentado a los jueces, ha vivido crisis de gobierno, ha demostrado que no soporta la crítica y ha vilipendiado a la prensa, a la que considera “el partido de la oposición” y “el enemigo del pueblo”. Washington se ha acostumbrado a levantarse y acostarse con los ‘tuits’ del Presidente, quien los utiliza para atacar a sus críticos, defender sus políticas o salir en defensa de su hija Ivanka, según el humor de ese día.
En su primer mes en el cargo, Trump ha aprobado una docena de órdenes ejecutivas, entre ellas la que daba luz verde a la construcción de un muro en la frontera con México y el polémico veto de entrada a los ciudadanos de siete países con mayoría musulmana.
La renuncia el pasado 13 del asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, por sus lazos con Rusia es, según el senador republicano John McCain, “un indicador preocupante de la disfunción que presenta el actual aparato de seguridad nacional de Estados Unidos”.
Andy Puzder, nominado por Trump a secretario de Empleo, se vio obligado a retirar su candidatura por falta de apoyos en el Senado, mientras que la secretaria de Educación, la multimillonaria Betsy DeVos, fue confirmada “in extremis” en su puesto por el desempate del vice, Mike Pence.
Trump también ha provocado crisis diplomáticas. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, canceló su visita a la Casa Blanca, después de que Trump firmara la orden ejecutiva para construir el muro. El republicano le colgó el teléfono al primer ministro de Australia. E irritó, cuando era presidente electo, a China cuando habló por teléfono con la presidenta de Taiwán. Y abandonó “la solución de los dos Estados” para Israel y Palestina, rompiendo con la política exterior que Washington había mantenido en Oriente Medio desde la administración Clinton. El multimillonario también ha tenido que soportar protestas en su contra, como la masiva de mujeres, las protestas en aeropuertos por su veto musulmán o el llamado “día sin inmigrantes” contra la política migratoria.
El Presidente también sufrió un fuerte revés judicial después de que los jueces suspendieran su veto migratorio. Estados Unidos ha pasado así del “no drama Obama”, como se conocía al anterior presidente, al drama en sesión continúa de la presidencia de Trump. (DPA)